Don Giovanni
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La obra de Mozart. Índice

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Página autógrafa de la obertura de Don Giovanni.
Biblioteca del Conservatorio de Música, París.



W.A. Mozart:

"Il dissoluto punito ossia il Don Giovanni"
K.527

Dramma giocoso en 2 actos.

Texto: Lorenzo da Ponte, basado en diversas fuentes, especialmente en "Don Juan" de Tirso de Molina.

Composición: Viena y Praga, entre marzo y octubre de 1787.

Estreno: Teatro Nacional de Praga, 29 de octubre de 1787.


Cartel de "Don Giovanni" del día del estreno en Praga (29 de octubre de 1787).



Personajes Voces Intérpretes estreno
Donna Anna soprano Teresa Saporiti
Donna Elvira soprano Caterina Micelli
Zerlina soprano Caterina Bondini
Don Giovanni barítono Luigi Bassi
Leporello bajo Felice Ponziani
Don Ottavio tenor Antonio Baglioni
Il Commendatore bajo Giuseppe Lolli
Masetto bajo Giuseppe Lolli


Orquestación:

2 flautas, 2 clarinetes, 2 oboes, 2 fagots, 2 trompas, 2 trompetas, 3 trombones, timbales, mandolina y cuerda.

Solistas vocales y coro.

Además, 3 orquestas en el Finale del Acto I:
(1ª.) 2 oboes, 2 trompas, 2 violines, viola y contrabajo
(2ª.) 2 oboes, 2 trompas, 2 violines y contrabajo
(3ª.) 2 oboes, 2 trompas, 2 violines y contrabajo




ACTO I ACTO II
(Versión en nueva ventana)

ARGUMENTO

Nos encontramos en una ciudad española, en el siglo XVII, donde presenciamos el asesinato del comendador, que había acudido para defender el honor de su hija, Donna Anna, y que había sido desafiado a un duelo por el atrevido seductor Don Giovanni. El noble Don Ottavio, prometio de Donna Anna, jura que descubrirá al malhechor y que vengará al padre de la doncella, mientras el asesino, seguido por el criado Leporello, consigue huir. Encontrado por Donna Elvira, una amante abandonada que le busca desesperadamente, Don Giovanni huye de nuevo del escenario mientras su criado se enfrenta al desconsuelo y furor de la dama; al proclamar el famoso "catálogo" de las conquistas amorosas, éste revela a la mujer las traiciones del impenitente seductor. Mientras, Don Giovanni llega a las tierras bajo su dominio, donde tienen lugar las fiestas por las bodas de dos campesinos, Zerlina y Masetto, y donde con astucias y amenazas, consigue incluso seducir a la joven esposa. Llegan al castillo Donna Elvira, Donna Anna y Don Ottavio: Donna Anna busca venganza, y Elvira y Ottavio una compensación a sus penas de amor respectivas. Durante el baile de los campesinos, el grito de Zerlina deja al descubierto los infames propósitos de Don Giovanni, a quien ya no queda más remedio que prepararse para hacer frente a la venganza que se le viene encima al haber sido desenmascarado...
Después de algunos engaños y tretas más (entre ellos, el cambio de ropas con Leporello como estrategia para hacer nuevas conquistas femeninas), el seductor, obligado nuevamente a huir, se refugia en un cementerio; su criado Leporello intenta convencerle por enésima vez para que cambie de vida. Ante las carcajadas y burlas de Don Giovanni, cobra vida la estatua del comendador, que también le increpa; a lo cual el asesino le contesta desafiándole a presentarse a cenar en su palacio. Ante la mesa preparada en el salón del castillo, Donna Elvira insta per última vez a Don Giovanni para que se arrepienta, pero éste le contesta con su habitual arrogancia: "Vivan le femmine, viva il buon vino, sostegno di gloria e d'umanità!" El castigo llama a la puerta: ahora es la estatua del comendador la que insta a su asesino a arrepentirse. Don Giovanni no lo hace; por el contrario, ofrece su mano en señal de reto; pero el contacto es fatal: la tierra se abre y Don Giovanni es engullido por las llamas infernales. El "mundo" queda de esta manera salvado: Masetto y Zerlina celebran las bodas; Donna Anna y Don Ottavio acuerdan su unión y, mientras Donna Elvira anuncia que piensa retirarse a un convento, Leporello se aleja en busca de un mejor señor. El final fugado advierte: "Dei perfidi la morte alla vita è sempre ugual" ("La muerte de los pérfidos es siempre igual a su vida").



DISCOGRAFÍA


BREVE HISTORIA DE LA ÓPERA

El extraordinario éxito de Le Nozze di Figaro en la representación de Praga del 17 de enero de 1787 (esta ópera había sido estrenada en Viena el 1 de mayo de 1786) y de la Sinfonía en RE M K.504, le supusieron a Mozart un ingreso de 1.000 florines, pero lo que es más importante, consiguió un encargo para componer una nueva ópera para la temporada siguiente de aquella ciudad.
Recién retornado a Viena, contactó con el abate Lorenzo da Ponte, libretista también de "Le Nozze". Con especial interés se fijaron en el texto de Giovanni Bertati (Don Juan Tenorio o il Convitato di Pietra) al que poco tiempo antes había puesto música Giuseppe Gazzaniga. Pero el argumento del libertino seductor no era nuevo en la literatura teatral, sino que se puede considerar que formaba parte de una tradición europea muy extendida: desde la comedia popular española de Tirso de Molina (1630) había pasado al modelo literario francés con Molière (1665) y a la interpretación italiana de Goldoni (1735). En cualquier caso, Da Ponte tomó como modelo principal la obra de Bertati (Venecia, 1787) ya mencionada, pero introduciendo geniales modificaciones en la escritura y en el carácter de los personajes hasta conseguir una obra maestra en su género.
Mozart marchó de Viena hacia Praga el 1 de octubre de 1787 con la partitura casi terminada, pero como hacía frecuentemente, quería acabar de pulirla habiendo tomado contacto con los cantantes. En este caso especialmente, ya que quería hacer que estos se adaptasen perfectamente al complejo carácter de los personajes. El estreno, después de diversos retrasos (inicialmente estaba previsto para el día 14, en honor de la archiduquesa María Teresa, pero se sustituyó por una función de "Le Nozze") tuvo lugar en el Teatro Nacional de Praga el 29 de octubre, con escenografía de D. Guardasoni, con un fabuloso éxito por parte del público y de la crítica. Parece ser que incluso el mismo Giaccomo Casanova estaba presente aquel día.
Meses después, en mayo de 1788, Mozart presentó su nueva ópera a Viena, con gran éxito de las dos protagonistas femeninas: su cuñada Aloysia (Weber) Lange (Donna Anna) y Caterina Cavalieri (Donna Elvira). El compositor realizó importantes cortes, interpolaciones y alteraciones para adecuar la ópera al gusto vienés (y a los cantantes), a pesar de lo cual no tuvo una acogida tan favorable como la de Praga. Significativo de este hecho podría ser el juicio del emperador: "¡Demasiado fuerte para los vieneses!"
Para la representación de Viena, son conocidos (y frecuentemente representados y grabados actualmente) los añadidos del aria de Don Ottavio "Dalla sua pace" K.540a (acto I); el dúo entre Leporello y Zerlina "Per queste due manine" K.540b (acto II) y el recitativo y aria de Donna Elvira "In quali eccessi... mi tradí quel alma ingrata" K.540c (acto II).




CARTA DE MOZART A GOTTFRIED VON JACQUIN, VIENA
15 de Octubre de 1787
"À Monsieur Geoffroy de Jacquin à Vienne" en el Jardín Botánico.

Praga, 15 de octubre de 1787

Queridísimo amigo:

Probablemente pensará que mi ópera se ha estrenado ya. Sin embargo se equivoca usted un tanto. En primer lugar el personal del teatro de aquí no es tan hábil como el de Viena para poder aprender una ópera así en tan poco tiempo.

En segundo lugar, al llegar encontré tan escasos preparativos y disposiciones que hubiera sido simplemente imposible darla ayer 14. Así pues se dio ayer con todo el teatro iluminado mi Fígaro, que yo mismo dirigí. Con este motivo tengo que contarle algo divertido. Algunas de las primeras damas de aquí -en particular una de muy ilustre- tuvieron a bien de encontrar ridículo, impropio y qué sé yo qué más, el que se quisiera dar para la Princesa el Fígaro, "la loca jornada" -como les gustaba decir-. No pensaban que ninguna ópera del mundo puede ser apropiada para una ocasión así, si no se ha compuesto diligentemente para ella, y que era indiferente si se daba esta ópera o aquélla, siempre que fuera una ópera buena y desconocida para la princesa. Y esto último, al menos lo era sin duda Fígaro. En pocas palabras, esa intrigante consiguió con su palabrería que el Gobierno prohibiera al empresario representar esa pieza en ese día. ¡Ella exultaba! "¡Ho vinta!" [he vencido] gritó una noche desde su palco. ¡Sin duda no sospechaba que su "ho" pudiese cambiarse por un "sono!" [estoy vencida]; pero al día siguiente llegó "le Noble" y trajo la orden de su majestad de que ¡si no podía darse la nueva ópera, se diera el Fígaro! ¡Si hubiera visto usted, amigo mío, el bonito y soberbio enojo de la señora! ¡Le hubiera causado tanto placer como a mi! Don Giovanni está previsto ahora para el 24.

21: Estaba previsto para el 24, pero una cantante que se puso enferma ocasionó un nuevo aplazamiento. Como la compañía es pequeña, el empresario vive siempre preocupado y ha de cuidar de su gente tanto como puede a fin de no verse, por una indisposición inesperada, en la situación más crítica de todas las situaciones críticas: ¡la de no poder dar el espectáculo! Por eso aquí se aplaza todo. Porque los que recitan -por pereza- no quieren estudiar los días de ópera, y el "entrepreneur", por temor y ansiedad, no quiere obligarles a ello.

...Pero ¿qué es esto? ¿Es posible? ¿Qué ven mis oídos? ¿Qué oyen mis ojos? Una carta de... ya puedo frotarme los ojos hasta hacerme daño... es... que el diablo me lleve... que Dios nos asista... de usted. Realmente. Si no estuviera llegando el invierno tiraría la casa por la ventana. Pero como de momento la necesito y en el futuro la necesitaré más, me permitirá usted que exprese mi asombro algo más moderadamente y le diga en pocas palabras que me alegra extraordinariamente tener noticias de usted y de su familia por mi tan estimada.

25: Hoy es el undécimo día que llevo garrapateando esta carta. Sin embargo puede ver por ella que no me falta buena voluntad. En cuanto encuentro algo de tiempo vuelvo a escribir un poquito, pero evidentemente no puedo hacerlo mucho porque dependo demasiado de otras personas, y demasiado poco de mí mismo. No necesito decirle que ésta no es mi forma de vida favorita.

El próximo lunes 29 se representará la ópera por primera vez. Al día siguiente tendrá usted en seguida un informe mío al respecto. En cuanto a las arias, por razones que le diré de palabra, me resulta absolutamente imposible enviárselas.

Lo que me escribe de Kathel me alegra mucho, que esté bien, y consiga mantener relaciones de respeto con los gatos, y de amistad con los perros. Si tiene afecto a su padre -para quien mando cariñosos recuerdos-, es como si nunca hubiera sido mía. Y ahora que le vaya bien. Le ruego que bese a su graciosa señora madre las manos en mi nombre. Envío cariñosos recuerdos para su señorita hermana y su señor hermano, y puede estar seguro de que seré siempre

su verdadero amigo y servidor

W.A. Mozart

 
CARTA DE MOZART A GOTTFRIED VON JACQUIN, VIENA
4 de Noviembre de 1787
"À Monsieur Geoffroy de Jacquin à Vienne" en el Jardín Botánico.

Praga, 4 de noviembre de 1787

Queridísimo y amadísimo amigo:

Confío en que habrá recibido mi carta; el 29 de octubre se puso "in scena" mi ópera Don Giovanni, y por cierto con el más clamoroso éxito. Ayer se representó por cuarta vez -y por cierto, en mi beneficio-. Tengo la intención de partir de aquí el 12 o el 13; así pues a mi vuelta tendrá usted en seguida el aria para cantarla. Nota entre nosotros: quisiera que mis buenos amigos, especialmente Bridi y usted, estuvieran aquí una sola noche, ¡para poder participar en mi satisfacción! ¿Tal vez se represente en Viena? -eso quisiera-. Aquí utilizan todos los medios para convencerme de que me quede unos meses y escriba otra ópera; sin embargo no puedo aceptar esta oferta por lisonjera que sea.

Bueno, queridísimo amigo, ¿cómo se encuentra usted? Confío en que todos ustedes se encontrarán tan bien y tan sanos como nosotros; sin duda, queridísimo amigo, no puede usted dejar de estar satisfecho, porque posee ¡todo aquello que a su edad y en su situación puede desear!, especialmente dado que ahora parece haberse retirado totalmente su anterior forma de vida un tanto agitada; ¿no es cierto que cada día está más convencido de la verdad de mis pequeños sermones?; ¿no es infinitamente distinto el placer de un amor inconstante y caprichoso, de la felicidad que procura un amor verdadero y sensato? ¡Sin duda me agradecerá a menudo de corazón mis enseñanzas! Todavía hará que me sienta muy orgulloso -pero, sin chanzas-. En el fondo debe estarme un poquito agradecido, de haberse hecho digno de la señorita N................., porque en su mejoramiento y conversión desempeñé sin duda un papel más que importante. Mi bisabuelo solía decir a su mujer, mi bisabuela, y ésta a su hija, mi abuela, y ésta a su vez a su hija, mi madre, y ésta por su parte a su hija, mi hermana carnal, que era un gran arte hablar bien y bonito, pero quizá sea otro no menos grande callar en el momento oportuno. Así pues seguiré el consejo de mi hermana, gracias a nuestra madre, abuela y bisabuela, poniendo fin no sólo a mis tiradas morales sino también a toda la carta.

9: Con sorprendente placer recibo su segunda carta; si necesitaba la canción en cuestión para estar seguro de mi amistad, ya no tiene razón para dudar; ahí va. Confío sin embargo en que también sin esa canción esté convencido de mi verdadera amistad, y con esa esperanza me reitero eternamente

su sincerísimo amigo

W.A. Mozart

P.D.: ¿Que no debía acordarse de dar recuerdos de mi parte a sus queridos padres, su señorita hermana y su señor hermano? ¡No me lo puedo creer! Lo atribuyo exclusivamente a su olvido, amigo mío, y creo no equivocarme. En cuanto al doble lacre la cosa es así: el lacre rojo no servía para nada; así pues puse el negro encima; y mi sello habitual lo he olvidado en Viena. "Adieu"; confío en abrazarlo pronto.

A toda su casa y a Nattorps, saludos de los dos.

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NOTA: Jacquin tenía 24 años y Mozart 31.




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